domingo, 3 de noviembre de 2013

Benamargosa. La gratísima sorpresa del Año de la Fe.


Mucho ha deparado en cuanto a salidas extraordinarias el Año de la Fe. Con dispar resultado, según la ciudad o pueblo, pero hoy queremos haceros llegar una gratísima sorpresa. 

Siempre hemos soñado con un itinerario con calles estrechas y a ser posible con casas de baja altura y paredes encaladas, con la noche por testigo y el silencio como acompañamiento, en este caso tan solo roto por el rezo del Santo Rosario o la música de capilla. Complementen la escena con una larga fila de devotos y fieles con velas, acompañando a una Dolorosa en andas, portada por horquilleros.

Sencillez y humildad eran las notas principales de la salida extraordinaria de la Virgen de los Dolores de Benamargosa, pueblo en cuestión situado en la Axarquía malagueña. La Santísima Virgen es obra de madurez de Dubé de Luque y vestía completamente de negro.


El rosario recorrió diversas calles del pueblo, con destino al cementerio, justo en el día de Todos los Santos. El acompañamiento musical corrió a cargo de la Capilla Musical "Nuestra Señora del Carmen Doloroso", que dejó para la memoria la interpretación de "Sagrada Mortaja de Sevilla" dentro del camposanto, que permanecía iluminado por multitud de velas. 


No podemos dejar en el olvido la devoción hacia la Santísima Virgen, como cuando se volvió hacia casa de una familia, donde la matriarca, ya mayor, la esperaba, rodeada de los suyos, mientras del balcón superior una petalada caía.



Fría noche que se compensó con la emoción de los momentos vividos. Como cuando la Virgen volvió a la parroquia a los sones de "Señor de los Gitanos", de Francisco Javier Moreno.

Y con la salve, tras colocar nuevamente en su camarín a la Dolorosa, finalizó esta extraordinaria procesión extraordinaria. En la que el alma recibió una gran recompensa. 

Y reflexionaba uno internamente sobre lo tanto visto en el Año de la Fe y ver como un pueblecito ha podido hacerlo infinitamente mejor que algunas ciudades con mayor renombre en el orbe cofradiero.

Y es que como algunas señoras, incluso a lágrima viva, explicaban, el acto les había transportado al cielo.

lunes, 10 de junio de 2013

Hoja de ruta.



Abro el buzón y me encuentro con las cartas. No pone publicidad electoral pero se nota a leguas que lo es. Por el fondo y la forma. Mucha casualidad que lleguen el mismo o en cercanos días varias sobres de la hermandad. Máxime cuando hasta hay quien pretendía mandar un boletín por domicilio.

Pero pasemos al contenido. El mismo perro con distinto collar. Aspirantes a hermano mayor metidos a vendedores de humo. Porque todos dicen lo mismo, queremos abrir la hermandad a todos, pero se ve que la tinta se les acaba y no acaban la frase, que viene a decir, que la hermandad estará  abierta a quienes piensen como ellos, porque por desgracia, una vez elegidos y hasta una vez haberte dicho en tu cara que tienes libertad para hacer algo, te darán el palo a las primeras de cambio. Y la culpa será siempre la misma, la juventud, que corre mucho y quiere los cambios ya. Excusas que todos conocemos. Y es que cuando buscan perritos falderos no se van a rodear de gente con ideas propias y encima buenas.

Papel mojado y sin haberle caído una gota. Porque se ciegan con los proyectos faraónicos. Mucho hacer pirámides pero nadie piensa en los que las construyen. Mucho llamarte hermano, pero no te sacan el cuchillo que te clavaron en la espalda.

Muy típico y muy tópico todo, por desgracia. Se echa en falta una hoja de ruta, un plan estratégico, un llámenlo como quieran, que sirva para establecer en qué punto se encuentra la hermandad y hacia dónde debemos dirigirnos. Sabiendo previamente que tipo de hermandad somos, que no tiene por qué ser la que siempre hemos conocido, y más si la hermandad atesora varias centurias a su espalda.

Pero llevar a cabo ese requiere de un esfuerzo y una capacidad y una importante cantidad de autocrítica, y debe ser tan ardua tarea que la gran mayoría prefiere seguir coleccionando Semana Santa tras Semana Santa, en lugar de hacer hermandad 364 días al año y cofradía uno tan sólo, aquel en el que hacemos estación de penitencia.

Pero por lo que se ve mucho debemos pretender. O quizás sea que el nivel sea muy flojito. Y así nos va.

Y encima pretenden que los votemos.

Reflexión ante las elecciones en la Archicofradía de la Sangre.

Teniendo delante los proyectos o, al menos, las líneas básicas de actuación de los dos candidatos, ya podemos entrar a analizar y desmenuzar cada uno de ellos. Es importante todo, incluso lo que podemos leer tras los renglones.

Antes de nada, quiero expresar mi sorpresa. Desde hace unos meses, o años, tenía claro que en estas elecciones era fácil convencer a un hermano para que otorgue su voto, debido a la mala popularidad –en nuestra Hermandad y en el mundo cofrade general– que habían tenido las anteriores Juntas de Gobierno, desde hace años. La sorpresa llega cuando, con este escenario, nos topamos ante dos proyectos que coinciden, en cuanto a grandes proyectos, en al menos el cincuenta por ciento. Es evidente que si coincidimos en ideas, con los factores de ambición de cada candidato, como es normal, sale más rentable en cuanto a votos “luchar” juntos que separados. Creo que esto demuestra que seguimos sin solucionar nuestro gran problema de base: la hermandad. Una Archicofradía sin alma de hermandad.


Aclarada mi sorpresa, entro en detalle. Los dos proyectos me parecen, esencialmente, iguales. Salta a la vista que hay grandes diferencias, pero si analizan el fondo, es el mismo. No nos encontramos en la misma situación de 2009, cuando el uno apostaba más por el plano humano, mientras que el otro, sin dejar lo humano de lado, hacía más hincapié en lo material. 


En las dos alternativas encontramos un mensaje de hermandad. Algo realmente delicioso pero que está llegando a ser una verdadera utopía. Espero que, sea quien sea el que gobierne nuestra Hermandad a partir de una semana, sea capaz de una vez por todas de instaurar este sentimiento. Claro está que para ello hay que olvidarse de los egos y centrarse en la esencia y el servicio de lo que se viene a realizar, es decir, las personas. Por desgracia, desde hace tiempo, las personas, los hermanos, parece que tenemos cada vez menos peso en nuestra Archicofradía. Y aprovecho ahora para reflexionar sobre esto. No creo haber leído nada en ninguna de las propuestas sobre las personas. ¿No sería una buena idea fomentar la presencia de todos los hermanos mediante convivencias, retiros, almuerzos, reuniones, fiestas? Poco nos acordamos de las personas, y así es imposible ganarnos su confianza.
 

En el programa de José Manuel Triviño me parece muy positiva la realización del presupuesto anual. Y no es que sea una idea fantástica, sino lógica, que por no ser costumbre en esta casa, aparece con significativa novedad. Siguiendo en el plano económico, echo en falta sensibilidad con las personas. Nadie se acuerda del hermano que lo pasa mal por pagar su cuota o su papeleta de sitio. Sería bueno pensar en la flexibilidad de pagos o en la unificación de la cuota y la papeleta.
 

Algo con relación directa a los fondos es el polémico tema de la Casa de Hermandad. Sin ninguna duda, creo que plantear siquiera la construcción de una nueva es una locura. A nadie se le escapa pensar que estamos justos de espacio. No es algo incierto. Pero esta realidad, como menciona el programa de Mario Moreno, se hace patente sobre todo en Cuaresma. El resto del año, la vida de hermandad apenas da para llenar todo el inmueble (pueden relacionar este punto con el primero, cuando hablé del sentimiento de hermandad). Por eso creo que ambos proyectos llevan razón en cuanto a la ampliación de lo actual, y siempre con unos límites. Nada más allá de techar una terraza o levantar un tabique. Ir a por más, creo es estar fuera de lugar. No es tiempo para construir pirámides.
 

Otro tema que aparece junto a la Economía, es la Caridad. Me apenaría que la Junta entrante siguiera los pasos de la saliente en este aspecto. En el Cabildo de Cuentas del pasado mes de mayo, tras la lectura del informe correspondiente, fuimos conocedores del porcentaje de fondos que la Hermandad destina a obras sociales. Un escalofriante 2% aproximadamente. Varios hermanos ya expresaron su desacuerdo en ese momento. Sin recordar con certeza el porcentaje exacto del gasto en protocolo, si puedo asegurar que, triste e incoherentemente, es mayor del 2%. Sea cual sea la hoja de ruta en materia social (se ha hablado de becas por J. M. Triviño, muy acertado, Corinto por las dos alternativas, etcétera…), espero que realmente sea la guía de actuación. A veces parece que no somos realmente conscientes de lo que tenemos alrededor.
 

Por último en cuanto a gasto, los más aparatosos y vistosos. En los dos escuchamos hablar de un manto para la Virgen de Consolación y Lágrimas. Todos queremos ver ese conjunto terminado, como es lógico, pero volviendo a lo anterior, tenemos que ser conscientes de lo que un manto pasado o de nueva confección puede suponer económicamente. El que mucho abarca, poco aprieta. Y por cierto, entre pasado y nueva confección, no creo que haya que advertir a nadie que hacer un manto nuevo teniendo el actual bordado por las MM. Adoratrices, sería una atrocidad. Igual sobre la idea de J. M. Triviño del grupo escultórico, más urgente sin duda que el asunto del manto. La restauración de la talla de San Juan de Amadeo Ruiz Olmos, no de Amadeo Vives, que ofrece J. M. Triviño me resulta menos atractiva que una nueva ejecución, de mejor calidad y armonía. Vuelvo a remarcar que no es momento para gastar y gastar, aunque esto es un gasto más reducido. Desgraciadamente, sigue sin haber propuestas para la Virgen Dolorosa de Gutiérrez de León, algo que dice mucho de ambos proyectos.
 

En cuanto a material de culto externo e interno, me agrada ver que M. Moreno recoge en su proyecto instrumentos para el culto en capilla. No vendría nada mal un juego de candelabros, al menos. Mejoraría, en estética como mínimo, los cultos cuaresmales y propios del Señor y la Virgen. Sobre los de procesión, desconozco a los que se refiere M. Moreno; y en cuanto a los pontificios y el Vía+Crucis de J. M. Triviño, recomendaría analizar el estado de urgencia de nuestra Estación de Penitencia. Falta de penitentes, recorrido sin apenas lugares con personalidad, horarios y tiempos de paso nada adecuados… Antes de abordar nuevos proyectos para el Miércoles Santo es conveniente solucionar lo que tenemos. Urge. La revisión de los equipos de nazarenos y portadores de ambos proyectos me parece adecuada. A mi juicio, antes que la heráldica de las túnicas de los portadores, es esencial ampliar el número de túnicas y tallas para nazarenos y unificar la gama de rojos de la sección del Señor.
 

Sobre Juventud, nadie entra en detalle con profundidad. Como de costumbre, estamos dejando marchar el potencial de la gente joven. No sólo de chavales de dieciséis años, sino de niños que podrían estar creciendo en un ambiente de Hermandad para ser grandes cristianos y cofrades dentro de unos años. Aquí recae la importancia por las personas. Tristemente, no la veo. M. Moreno hacía especial mención en que había resuelto las propuestas juveniles con el acuerdo pertinente de la Junta de Gobierno, algo que hace que se reduzcan muchísimo las ideas originales salientes del Grupo de Hermanos Jóvenes –que echó a andar hace un año aproximadamente por iniciativa propia y no por la de ningún órgano de gobierno de la Hermandad–. J. M. Triviño asocia al colectivo juvenil las tareas de Culto, Caridad y Formación. Da la impresión de que la Formación es algo exclusivo para jóvenes. Los jóvenes, por definición, tienen más que aprender de la vida; pero los adultos deben y tienen que dejarse enseñar por los jóvenes. Seguimos sin tener en cuenta a los hermanos, en el sentido más puro de la palabra.
 

En cuanto a la dinámica de Junta de Gobierno, no quiero entrar en profundidad en la política de cada grupo. Me resulta adecuado que las Juntas de Gobierno sean abiertas y que los acuerdos tomados en ella sean comunicados a los hermanos.
 

Por último, me asombra que solo aparezca el LXXV Aniversario del Señor en uno de los proyectos. Aun así, con nada aclarado, es imposible reflexionar. Si creo que debería haberse expresado, a grandes rasgos al menos, la dinámica de actos y cultos a celebrar por este señalado acontecimiento. Demasiado escueto.
 

Creo que no me dejo nada en el tintero sobre las grandes ideas de ambos participantes. Si echo en falta, o en mucha falta, una reforma de las Reglas clara, en la que enmiendas sean estudiadas con detenimiento. Echo en falta una ambición de mejora de nuestra Estación de Penitencia, de cuyos últimos resultados nada se habla. No comprendo que no se hable en detalle de ese gran impulso a los cultos de la Hermandad. Y, por supuesto, nada sobre el tema tabú de siempre, la recuperación de la Virgen de Consolación y Lágrimas, que a más de uno causaría sorpresa si piensa que es algo exclusivo en la cabeza de unos pocos, como el que les escribe. Para nada. A Dios gracias.
 

Sobre la gestión, hay que aceptar que la última legislatura ha tenido buen y mal hacer. Siempre bajo el criterio propio de cada uno. Pero siendo objetivo, han quedado muchas cosas por hacer. Cosas por las que, por otro lado, la “oposición oficial”, remarco el entrecomillado para que no parezca tan político, no ha demostrado mucho interés: las ideas de la alternativa –alternancia, realmente– no se han escuchado mucho por Dos Aceras en los Cabildos de hermanos de estos tres años y pico.
 

En definitiva, creo que nos encontramos ante un proyecto continuista –el de M. Moreno– frente a uno, en absoluto alternativo, sino alternante –encabezado por J. M. Triviño–. Ya veis que, esencialmente, tienen la misma base.
 

Ambos carentes en los tres pilares básicos de cualquier Hermandad: el Culto, la ahora rescatada Caridad y la gran olvidada Formación. Esperaba encontrar un proyecto fuerte y ambicioso en cuanto a estas tres materias y no ha sido así.
 

He querido compartir con vosotros esta reflexión de la manera más objetiva posible, analizando lo bueno y lo menos bueno de cada uno de los proyectos, por si sirviera de ayuda a algún hermano indeciso o, por si estando equivocado, algún hermano con el que estaré encantado de conversar, me quisiera corregir. Y obviamente, sin querer imponer mi pensamiento.
 

Mi voto no será sino blanco. Y me entristece que sea así. Ninguna de las opciones ofrece la verdadera Hermandad que debemos ser. Aprovecho para recordar que el voto blanco es tan útil como el destinado a alguna candidatura, computando como voto válidamente emitido y participando, por tanto, en el total de votos, del que el ganador tendrá que obtener, al menos, la mitad más uno. Es decir, ni se favorece a la mayoría ni a la minoría. Simplemente se cumple con el derecho y el deber y se manifiesta, libremente, el pensamiento.

Que el Señor ilumine vuestras reflexiones estos días.


Pablo Santiago Díaz  

Publicado el 8 de Junio de 2013 en el Foro Cofrade El Cabildo

miércoles, 29 de mayo de 2013

No soy cofrade


Muchos años perteneciendo a la hermandad. Muchas Semana Santa de por medio vistiendo la túnica nazarena. Mucho leído sobre el tema, también mucho hablado. Muchas horas invertidas en la cofradía, y no sólo en Cuaresma.  Y llega un momento en el que me planteo si soy cofrade y mi respuesta es que no lo soy. Es más dudo que exista alguno de verdad. Como mucho podemos llegar a ser eternos aspirantes a cofrades. Porque, oiga, esto de ser cofrade es algo muy serio, aunque a veces ni por casualidad lo parezca.

Porque apuntarte en una hermandad y pagar tu cuota te hace miembro de esa asociación pública de fieles, pero no cofrade. Salir de nazareno o llevar un trono o paso, tampoco te hace cofrade necesariamente. Cuántos salen por tradición familiar o primaveral. Cuántos por modas o siquiera con razonamiento alguno.

La sapiencia de la materia y asunto cofrade tampoco te convierte en ello. Puede ayudar, si lees material de calidad y no tanto panfleto sin sentido que abunda.

Ser cofrade es actitud, compromiso y conocimiento. Pero nadie te ayuda a serlo. Si vemos ciertas cosas en las hermandades, observamos que algo falla, que eso no es hermandad, ni siquiera de ser cristianos. Es que claro, los que se consideran cofrades se les olvida que antes hay que ser persona, después buena persona y después cristiano. Y ahí es dónde fallamos todos.

Porque podemos saber mucho de música, alfileres, montar altares, o de como aparentar mucho sin dar palo al agua. Pero pocos de ser personas y ser buenos cristianos, que tampoco es ser más papista que el Papa.

Y aquí es donde se echa en falta a los directores espirituales y delegados diocesanos de hermandades. También caen en la complacencia del esplendor, en protagonismos banales, descuidando su verdadera labor, ser pastores de este rebaño llamado cofradía. Pastores con cariño, que exijan y enseñen que deben ser estas asociaciones y no limitarse a dejarlas hacer. 

Pensemos que cada día que pasa sin coger el toro por los cuernos, se nos muere un poquito más la Semana Santa. No la fiesta de los sentidos, de la primavera, de exposiciones públicas de maravillosas obras de artes. Eso no corre peligro alguno. Lo que se está muriendo es la esencia de la Semana Santa, quedándonos con lo superficial y no entrando en lo que de verdad sucedió.

Al final se morirá sola, aunque entre todos la hayamos matado. Pero no habrán sido los cofrades. Esos nunca existieron, son leyenda urbana.