Teniendo delante los proyectos o, al menos, las líneas básicas de
actuación de los dos candidatos, ya podemos entrar a analizar y
desmenuzar cada uno de ellos. Es importante todo, incluso lo que podemos
leer tras los renglones.
Antes de nada, quiero expresar mi sorpresa. Desde hace unos meses, o
años, tenía claro que en estas elecciones era fácil convencer a un
hermano para que otorgue su voto, debido a la mala popularidad –en
nuestra Hermandad y en el mundo cofrade general– que habían tenido las
anteriores Juntas de Gobierno, desde hace años. La sorpresa llega
cuando, con este escenario, nos topamos ante dos proyectos que
coinciden, en cuanto a grandes proyectos, en al menos el cincuenta por
ciento. Es evidente que si coincidimos en ideas, con los factores de
ambición de cada candidato, como es normal, sale más rentable en cuanto a
votos “luchar” juntos que separados. Creo que esto demuestra que
seguimos sin solucionar nuestro gran problema de base: la hermandad. Una
Archicofradía sin alma de hermandad.
Aclarada mi sorpresa, entro en detalle. Los dos proyectos me
parecen, esencialmente, iguales. Salta a la vista que hay grandes
diferencias, pero si analizan el fondo, es el mismo. No nos encontramos
en la misma situación de 2009, cuando el uno apostaba más por el plano
humano, mientras que el otro, sin dejar lo humano de lado, hacía más
hincapié en lo material.
En las dos alternativas encontramos un mensaje
de hermandad. Algo realmente delicioso pero que está llegando a ser una
verdadera utopía. Espero que, sea quien sea el que gobierne nuestra
Hermandad a partir de una semana, sea capaz de una vez por todas de
instaurar este sentimiento. Claro está que para ello hay que olvidarse
de los egos y centrarse en la esencia y el servicio de lo que se viene a
realizar, es decir, las personas. Por desgracia, desde hace tiempo, las
personas, los hermanos, parece que tenemos cada vez menos peso en
nuestra Archicofradía. Y aprovecho ahora para reflexionar sobre esto. No
creo haber leído nada en ninguna de las propuestas sobre las personas.
¿No sería una buena idea fomentar la presencia de todos los hermanos
mediante convivencias, retiros, almuerzos, reuniones, fiestas? Poco nos
acordamos de las personas, y así es imposible ganarnos su confianza.
En el programa de José Manuel Triviño me parece muy positiva la
realización del presupuesto anual. Y no es que sea una idea fantástica,
sino lógica, que por no ser costumbre en esta casa, aparece con
significativa novedad. Siguiendo en el plano económico, echo en falta
sensibilidad con las personas. Nadie se acuerda del hermano que lo pasa
mal por pagar su cuota o su papeleta de sitio. Sería bueno pensar en la
flexibilidad de pagos o en la unificación de la cuota y la papeleta.
Algo con relación directa a los fondos es el polémico tema de la
Casa de Hermandad. Sin ninguna duda, creo que plantear siquiera la
construcción de una nueva es una locura. A nadie se le escapa pensar que
estamos justos de espacio. No es algo incierto. Pero esta realidad,
como menciona el programa de Mario Moreno, se hace patente sobre todo en
Cuaresma. El resto del año, la vida de hermandad apenas da para llenar
todo el inmueble (pueden relacionar este punto con el primero, cuando
hablé del sentimiento de hermandad). Por eso creo que ambos proyectos
llevan razón en cuanto a la ampliación de lo actual, y siempre con unos
límites. Nada más allá de techar una terraza o levantar un tabique. Ir a
por más, creo es estar fuera de lugar. No es tiempo para construir
pirámides.
Otro tema que aparece junto a la Economía, es la Caridad. Me
apenaría que la Junta entrante siguiera los pasos de la saliente en este
aspecto. En el Cabildo de Cuentas del pasado mes de mayo, tras la
lectura del informe correspondiente, fuimos conocedores del porcentaje
de fondos que la Hermandad destina a obras sociales. Un escalofriante 2%
aproximadamente. Varios hermanos ya expresaron su desacuerdo en ese
momento. Sin recordar con certeza el porcentaje exacto del gasto en
protocolo, si puedo asegurar que, triste e incoherentemente, es mayor
del 2%. Sea cual sea la hoja de ruta en materia social (se ha hablado de
becas por J. M. Triviño, muy acertado, Corinto por las dos
alternativas, etcétera…), espero que realmente sea la guía de actuación.
A veces parece que no somos realmente conscientes de lo que tenemos
alrededor.
Por último en cuanto a gasto, los más aparatosos y vistosos. En los
dos escuchamos hablar de un manto para la Virgen de Consolación y
Lágrimas. Todos queremos ver ese conjunto terminado, como es lógico,
pero volviendo a lo anterior, tenemos que ser conscientes de lo que un
manto pasado o de nueva confección puede suponer económicamente. El que
mucho abarca, poco aprieta. Y por cierto, entre pasado y nueva
confección, no creo que haya que advertir a nadie que hacer un manto
nuevo teniendo el actual bordado por las MM. Adoratrices, sería una
atrocidad. Igual sobre la idea de J. M. Triviño del grupo escultórico,
más urgente sin duda que el asunto del manto. La restauración de la
talla de San Juan de Amadeo Ruiz Olmos, no de Amadeo Vives, que ofrece
J. M. Triviño me resulta menos atractiva que una nueva ejecución, de
mejor calidad y armonía. Vuelvo a remarcar que no es momento para gastar
y gastar, aunque esto es un gasto más reducido. Desgraciadamente, sigue
sin haber propuestas para la Virgen Dolorosa de Gutiérrez de León,
algo que dice mucho de ambos proyectos.
En cuanto a material de culto externo e interno, me agrada ver que
M. Moreno recoge en su proyecto instrumentos para el culto en capilla.
No vendría nada mal un juego de candelabros, al menos. Mejoraría, en
estética como mínimo, los cultos cuaresmales y propios del Señor y la
Virgen. Sobre los de procesión, desconozco a los que se refiere M.
Moreno; y en cuanto a los pontificios y el Vía+Crucis de J. M. Triviño,
recomendaría analizar el estado de urgencia de nuestra Estación de
Penitencia. Falta de penitentes, recorrido sin apenas lugares con
personalidad, horarios y tiempos de paso nada adecuados… Antes de
abordar nuevos proyectos para el Miércoles Santo es conveniente
solucionar lo que tenemos. Urge. La revisión de los equipos de nazarenos
y portadores de ambos proyectos me parece adecuada. A mi juicio, antes
que la heráldica de las túnicas de los portadores, es esencial ampliar
el número de túnicas y tallas para nazarenos y unificar la gama de rojos
de la sección del Señor.
Sobre Juventud, nadie entra en detalle con profundidad. Como de
costumbre, estamos dejando marchar el potencial de la gente joven. No
sólo de chavales de dieciséis años, sino de niños que podrían estar
creciendo en un ambiente de Hermandad para ser grandes cristianos y
cofrades dentro de unos años. Aquí recae la importancia por las
personas. Tristemente, no la veo. M. Moreno hacía especial mención en
que había resuelto las propuestas juveniles con el acuerdo pertinente de
la Junta de Gobierno, algo que hace que se reduzcan muchísimo las ideas
originales salientes del Grupo de Hermanos Jóvenes –que echó a andar
hace un año aproximadamente por iniciativa propia y no por la de ningún
órgano de gobierno de la Hermandad–. J. M. Triviño asocia al colectivo
juvenil las tareas de Culto, Caridad y Formación. Da la impresión de que
la Formación es algo exclusivo para jóvenes. Los jóvenes, por
definición, tienen más que aprender de la vida; pero los adultos deben y
tienen que dejarse enseñar por los jóvenes. Seguimos sin tener en
cuenta a los hermanos, en el sentido más puro de la palabra.
En cuanto a la dinámica de Junta de Gobierno, no quiero entrar en
profundidad en la política de cada grupo. Me resulta adecuado que las
Juntas de Gobierno sean abiertas y que los acuerdos tomados en ella sean
comunicados a los hermanos.
Por último, me asombra que solo aparezca el LXXV Aniversario del
Señor en uno de los proyectos. Aun así, con nada aclarado, es imposible
reflexionar. Si creo que debería haberse expresado, a grandes rasgos al
menos, la dinámica de actos y cultos a celebrar por este señalado
acontecimiento. Demasiado escueto.
Creo que no me dejo nada en el tintero sobre las grandes ideas de
ambos participantes. Si echo en falta, o en mucha falta, una reforma de
las Reglas clara, en la que enmiendas sean estudiadas con detenimiento.
Echo en falta una ambición de mejora de nuestra Estación de Penitencia,
de cuyos últimos resultados nada se habla. No comprendo que no se hable
en detalle de ese gran impulso a los cultos de la Hermandad. Y, por
supuesto, nada sobre el tema tabú de siempre, la recuperación de la
Virgen de Consolación y Lágrimas, que a más de uno causaría sorpresa si
piensa que es algo exclusivo en la cabeza de unos pocos, como el que les
escribe. Para nada. A Dios gracias.
Sobre la gestión, hay que aceptar que la última legislatura ha
tenido buen y mal hacer. Siempre bajo el criterio propio de cada uno.
Pero siendo objetivo, han quedado muchas cosas por hacer. Cosas por las
que, por otro lado, la “oposición oficial”, remarco el entrecomillado
para que no parezca tan político, no ha demostrado mucho interés: las
ideas de la alternativa –alternancia, realmente– no se han escuchado
mucho por Dos Aceras en los Cabildos de hermanos de estos tres años y
pico.
En definitiva, creo que nos encontramos ante un proyecto continuista
–el de M. Moreno– frente a uno, en absoluto alternativo, sino
alternante –encabezado por J. M. Triviño–. Ya veis que, esencialmente,
tienen la misma base.
Ambos carentes en los tres pilares básicos de cualquier Hermandad:
el Culto, la ahora rescatada Caridad y la gran olvidada Formación.
Esperaba encontrar un proyecto fuerte y ambicioso en cuanto a estas tres
materias y no ha sido así.
He querido compartir con vosotros esta reflexión de la manera más
objetiva posible, analizando lo bueno y lo menos bueno de cada uno de
los proyectos, por si sirviera de ayuda a algún hermano indeciso o, por
si estando equivocado, algún hermano con el que estaré encantado de
conversar, me quisiera corregir. Y obviamente, sin querer imponer mi
pensamiento.
Mi voto no será sino blanco. Y me entristece que sea así. Ninguna
de las opciones ofrece la verdadera Hermandad que debemos ser. Aprovecho
para recordar que el voto blanco es tan útil como el destinado a alguna
candidatura, computando como voto válidamente emitido y participando,
por tanto, en el total de votos, del que el ganador tendrá que obtener,
al menos, la mitad más uno. Es decir, ni se favorece a la mayoría ni a
la minoría. Simplemente se cumple con el derecho y el deber y se
manifiesta, libremente, el pensamiento.
Que el Señor ilumine vuestras reflexiones estos días.
Pablo Santiago Díaz
Publicado el 8 de Junio de 2013 en el Foro Cofrade El Cabildo